miércoles, 15 de febrero de 2012

LOS SÁNCHECES…

Y, como quien dice, los Gómeces, los Péreces, los Gonzáleces… ¿Verdad que suenan como el culo? Y todo porque resulta que, en español, cuando hablamos de un linaje, un clan o una familia cuyo apellido termina en consonante –salvo alguna excepción que seguramente habrá para joderme–, éste no se pluraliza. Aunque tampoco me acaban de convencer, acaso los vocálicos Garcías, Mirandas o Condes aparecerían como correctos y presentables al oído; pero, desde luego, no los Martíneces, que serían los Martínez, tan singulares como lo son los Gómez, los Pérez y los González. En cambio, en el inglés sucede lo contrario: la denominación de origen familiar se escribe en plural; así the Kennedys, the Sopranos o the Tudors, por citar algunos ejemplos televisivos. De modo que está claro, ¿no?: español, singular; inglés, plural… Código binario, bastante sencillito… Entonces, ¿por qué en cantidad de medios –por supuesto, también en Antena 3–, se empeñan, tanto por oral como por escrito, tanto anal como vaginalmente, en esa especie de spanglish o gang bang idiomático que un día y al otro también nos presenta a Los Simpsons?... ¿Por qué?... ¿Por qué?... Coño, parezco Mourinho.

         

lunes, 30 de enero de 2012

LA PIEL CABITO

La sinalefa, de pornográficas reminiscencias, consiste en la pronunciación en una sola sílaba de la vocal final de una palabra y la vocal inicial de la siguiente, y es un recurso de la métrica por el que, básicamente, a los poetas les salen las cuentas en sus endecasílabos y demás n-sílabos. Se ha dicho “pronunciación” y no “eliminación”, que es lo que sucede en la elisión, donde, así a la brava, se suprime uno de los sonidos vocálicos. Ambas –sinalefa y elisión– se confunden a menudo, cuando la diferencia entre ellas es la que hay, pongamos por caso, entre un pura sangre y un percherón, o entre las angulas y el surimi. Para entendernos, tú a un colega le puedes decir: “Tron, mas matao”… Y te quedas tan ancho. Pero si eres un locutor del telediario, se supone que no puedes permitirte según qué paletadas. ¿Derecho a la sinalefa? Todo el del mundo, por supuesto; tampoco tiene uno que convertirse en David Picazo –corresponsal en París de TVE–, que se esfuerza tanto en separar las palabras que hace verdaderas acrobacias con la lengua dentro de la boca, como si fuera el Aberroncho. Pero no me parece ni medio elegante ni un cuarto de profesional que Almodóvar haya sido premiado por La piel cabito, o que sindicatos y empresarios sayan reunido, o que mande huevos lo de Iñácur Dangarín. Perdón, don Iñácur, que es duque.