miércoles, 14 de diciembre de 2011

IGNORANTES BRASILEÑOS

Es nuestro español un idioma de palabras llanas… Me refiero a las que lo son por su acentuación, es decir, a aquellas cuya sílaba tónica –sin ginebra, por favor– es la penúltima –y sigue pareciendo que estamos en un bar–: agua, soda, vino, caña…, las hay a patadas por toda la barra del diccionario. Y no sólo constituyen abrumadora mayoría, sino que, precisamente por eso, generan en los hablantes un impulsivo proceso de llanificación (o allanamiento, si se prefiere), sinónimo en lo mental a nuestro castizo “Ancha es Castilla” (que lo es por llana, claro). Fruto de esa pasión paroxítona, sacamos el rodillo y aplanamos lo que haga falta. Por ejemplo, la cresta de ese futbolista dizque prodigioso, ese mulato brasileño que responde al nombre de… Sí, venga, que está hasta en la sopa… Ni más ni menos que NéymarNéymar por aquí, Néymar por allá… Algún periodista marciano ha puesto el oído para escuchar cómo lo llaman sus paisanos, y ha tenido el atrevimiento de hacerlo igual que ellos: Neymar… ¿Cómo? Pero ¿quién le ha dado el carnet de prensa a semejante incauto agudista, a tamaño traidor oxítono?... Neymar, a quién se le ocurre… Ah, ¿que es así como se dice?... Pero ¿qué sabrán esos ignorantes brasileños de cómo suena bien un nombre?... Y, si no, que se lo pregunten a Ártur Mas (el general MasÁrtur de los catalanes)…


No hay comentarios:

Publicar un comentario